El objeto de nuestros Boletines es ofrecer a nuestros lectores una ‘especie de resumen o índice del movimiento sabio en los diversos ramos de la ciencia’.
Teniendo en cuenta la condición de la generalidad de nuestros lectores, dejaremos, por ahora, la parte técnica de la filología, crítica textual y estudios históricos comparados, etc. etc., que son la preparación remota para la inteligencia del sagrado texto, limitándonos a los trabajos que inmediatamente se ocupan de explicar el texto bíblico mismo. Sólo con el Judaísmo contemporáneo de Nuestro Señor haremos una excepción a esta regla. De las otras materias presentaremos de tiempo en tiempo a los lectores de la Revista algún artículo o reseña que les ponga al corriente de muchos problemas literarios o históricos, sin cuyo conocimiento es imposible penetrar la razón de muchas opiniones exegéticas. Tampoco nos contentaremos con el papel de simples relatores. Apreciar la importancia de un libro o de una opinión supone el conocimiento del lugar que ocupan en el cuadro de ciencia; este trabajo cuidaremos de hacerlo con la debida concisión para no alargar en demasía estos Boletines. El orden que seguiremos será lógico por parte de los libros santos que sean materia de estudio y de los criterios que en los referidos estudios predominen. En este último punto no podrá exigir una clasificación perfecta quien conozca la inmensa anarquía que reina en la ciencia contemporánea y la infinita variedad de sus opiniones sobre cada materia.
Siendo puramente informativo el objeto de esta sección, nadie espere tampoco una refutación formal o, siquiera, un juicio crítico sobre cada una de las teorías o ideas que expongamos. No es esta sección de juicios propios ni de trabajos definitivos. Al contrario, el boletinero debe ocultar su personalidad para convertirse en simple eco de las ondulaciones científicas; y, por otra parte, los trabajos que se escriben sobre materias de mucha novedad, como es esta de la Santa Escritura, según hoy se la estudia, suelen adolecer de la fiebre del originalismo, y ya se sabe que estas fiebres calientan los cerebros y les hacen ver cómo tesis las hipótesis más aventuradas. En estas cosas, tan evidentes a los pensadores seremos, no hay por qué advertir a cada línea que el valor nominal es mucho mayor que el real, que no es oro todo lo que reluce.
El orden de nuestro Boletín será el siguiente: 1º., Introducción general a la Escritura; 2º., Exégesis y Teología del Antiguo Testamento; 3º., Apócrifos y estudios sobre el Judaísmo, y 4º., Exégesis y Teología del Nuevo Testamento. Acerca de estos puntos analizaremos las obras más salientes, publicadas en los dos años últimos.