CRÓNICAS CIENTÍFICO-SOCIALES

Fr. L. D. Urbano, O.P.

La Ciencia Tomista 1 (1910) p. 112

El objetivo de la sección presente está bien marcado en la frase gráfica escrita en el programa, que dicen deben ser las crónicas a los boletines lo que la geografía a la historia. La crónica va reseñando el avance de las ciencias antes de que fijen sus reales en las alturas conquistadas; expone la ebullición de las ideas locales antes de su enfriamiento y cristalización, antes de que transciendan fuera los altercados de las discusiones, antes de que se extingan sus ecos. Reseña en la región la vida intelectual como es, mirando a la exposición y no a la crítica, mirando a fijar datos y fechas, que un cronista no tiene por qué discutir; los elige y basta; ellos se encargarán de inspirar estilo acomodado, según sean serios, cómicos o trágicos.

En nuestra patria la vida científica es muy tranquila; su suelo espiritual, ocmo las inmensas llanuras de Castilla, no sufre sacudidas ni terremotos ni erupciones volcánicas.

Mencionaremos, pues, en esta crónica, no precisamente todo lo que suceda en el orden científico, sino aquellos hechos dignos de especial interés, ya por su extraordinaria importancia, ya por sus relaciones con las materias propias de esta Revista, con vistas a todas las manifestaciones de la cultura moderna, y que puedan excitar interés a la mayoría de los lectores.

También se hizo notar en el programa, y conviene repetirlo ahora, que prescindimos en absoluto de las agitaciones políticas (el suelo político si que se parece al de Messina): la lucha de los partidos en todas las naciones nos interesa poco, a no ser que inmediatamente se refunda en una variación doctrinal; en nuestra patria nos afecta más, pero, siendo esta revista puramente científica, prescindiremos en absoluto de lo que aquí suelen llamar política.

Debemos observar que las estrecheces del espacio que nos rodea limitan el horizonte, y sólo permiten que abarquemos desde primeros de Diciembre hasta mediados de Febrero, lo más, lo más.